viernes, 25 de mayo de 2012

Quien lo mando construir



El origen de los mayas, como el de tantos pueblos primitivos, es incierto. Pero se sabe con seguridad que ocuparon, sucesivamente y en un movimiento ascendente; lo que hoy es la franja meridional de México, Belice, Guatemala y la zona más occidental de Honduras y El Salvador. En esta amplia área se establece la cultura maya. 


Su decantamiento como algo distinto del resto de las culturas mesoamericanas se produce paulatinamente durante cerca de cinco siglos —entre el año 200 antes de Cristo y el 250 de nuestra era—, tiempo en que se fue creando un estilo artístico y arquitectónico propio. En la última fecha citada se inicia lo que se ha llamado el período clásico temprano, que coincide con la aparición del calendario y de la escritura, y con un avance destacado en el campo del arte; esta etapa llega basta el año 600. Después comienza el período clásico tardío; en esta época la organización social estaba muy perfeccionada, y los sacerdotes dirigen la política y las ciencias, que conocen entonces su mejor momento. 


Pero a partir del siglo X se inicia una decadencia paulatina de este pueblo. La clase militar llega al poder y desplaza a los sacerdotes, aunque éstos, afortunadamente, no dejaron de desempeñar su relevante misión religiosa. Muchos de los grandes centros de población fueron abandonados por esos años, sin que se sepa con seguridad el porqué de tal determinación. La población se desplazó hacia el norte de la península de Yucatán o hacia las tierras altas de Guatemala. 


En la zona septentrional se iniciaba entonces el período posclásico —también llamado imperio nuevo—, con la formación de la Liga de Mayapán (987) entre las ciudades de Chichén-Itzá, Mayapán y Uxmal, unión que se deshizo en 1194, haciéndose con la hegemonía la segunda de estas ciudades, gobernada por los cocomes con ayuda de mercenarios nahuas procedentes de Xicalango. 


Antes, a lo largo del siglo X, Chichén -Itzá había recibido —por medio del grupo de los itzaes— el influjo de los toltecas, que se desplazaron desde la meseta central mexicana al mando de su caudillo Quetzalcóatl (Serpiente emplumada), nombre cuya traducción directa al maya es Kukulcán. El posterior culto a Kukulcán se extendió por la península de Yucatán, y fue precisamente en Chichén-Itzá donde se construyó su más importante templo, en la espléndida pirámide que los españoles llamaron más tarde El Castillo. Fue Kukulcán quien fundó Mayapán, con el propósito de hacer de ella el más destacado centro religioso y político, lo que se consiguió en 1194 y a costa de Chichén Itzá, cuyos habitantes, los itzaes, abandonaron la ciudad y se dirigieron hacia el sur, hacia el Petén guatemalteco, donde fundaron Tayasal. 


La hegemonía de Mayapán. se mantuvo hasta mediados del siglo xv, cuando la antigua población maya, cansada del dominio de los cocomes y de sus mercenarios, se rebeló y destruyó dicha ciudad. Es entonces cuando se inicia el fin de la grandeza maya, con luchas constantes entre las distintas ciudades. Y esta era la situación cuando, en 1527, los españoles llegan por primera vez a Yucatán. Pese a su decadencia y a las luchas internas, la resistencia que los mayas opusieron a los recién llegados fue muy grande y enérgica, ya que los españoles tardaron diecinueve años en conquistar el territorio, aunque, en realidad, lo cierto es que esta conquista no se consumó hasta 1697, año en que Martín de Ursúa derrotó en Tayasal a los itzaes, que siempre habían opuesto una tenaz resistencia a todos aquellos que pretendían someterlos.


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